¿Os imagináis que todos
los profesores fueran iguales, todos explicaran igual, trabajaran igual,
tuvieran el mismo aspecto? Pensad en las ventajas, estaríais acostumbrados a
una forma de trabajo, una forma de explicar… ¿pero y si no fuera la forma de trabajar
que a vosotros os va bien o la forma de explicar que os hace entender? No
entenderíais a ninguno y con ninguno trabajaríais bien por lo que vuestros
resultados no serían buenos.
¿Y si todos los alumnos
fueran iguales, como clones? ¿Os imagináis cuando un profesor preguntara en
clase? Todas las manos levantadas para decir exactamente lo mismo o ninguna
porque nadie sabría la respuesta o pensaría algo diferente a los demás. ¿Y si
siempre fueran todas las respuestas correctas? Nos haría pensar algo nuevo
otras posibilidades. ¿Qué nos diferenciaría de los demás? Si todos llegáramos a
ser ingenieros, quién llevaría el autobús de vuelta a casa, quién haría el pan
que comemos todos los días, quién plantaría el arroz que comemos.
Menos mal que todos no
somos iguales, no nos gustan las mismas cosas ni pensamos igual. Que cada uno
de nosotros sea diferente es positivo para todos porque cada uno aporta algo
nuevo y diferente en beneficio de todos.
¿Y qué ocurre con los que
son diferentes a todos en su forma de pensar y de actuar? Todos sabéis que la
tierra es redonda y que la sangre corre por las venas, ¿Pensáis que durante la
historia de la humanidad esto siempre se ha sabido? ¿Sabéis cómo acabaron sus
descubridores o los que conjeturaron con estas ideas? Solo por pensar
diferente. Qué sería de nosotros hoy en día si no hubieran pensado diferente.
Cuando limitamos formas de pensar o de ser diferentes a la nuestra, tal vez
estemos limitando la evolución de la humanidad aunque sea un paso infinitesimal.
En cualquier caso limitamos nuestra evolución como individuos al no aceptar que
haya cosas diferentes.